Conseguir Mudanzas en Queretaro , Guadalajara, Jalisco, incluso Mudanzas Puebla , era algo ya tan cotidiano en mi familia que nunca me pareció difícil, mucho menos extraño. El ser un nómada.
Eventualmente cuando toda tu vida te has mudado de casa te acostumbras a este ritmo, y tanto bendición como maldición a la larga sentar raíces se vuelve más difícil.
Y la verdad es que nunca me gustó, eso de ser sedentario, de cerrar las puertas y crear un mundo en tan solo cuatro paredes, siempre me he considerado un ser libre y que dentro de esa libertad se hallara toda la historia que deseaba.
Que formara alianzas, aventuras, que conociera personas, culturas, olores y sabores, que me encariñara mucho y que también detestara, que me despidiera, que llorara, extrañara y huyera, enamorarme y que luego todo acabara, siempre me gusto todo eso, tenerlo todo, manteniendo siempre pequeñas las raíces.
Y luego estaba esta otra parte. La que me daba miedo y jamás me tentó lo suficiente como para echarle un ojo, la vida cotidiana. Sin embargo considero, y pese a mi extraña forma de vida, que parte de esa libertad que guardaba con tanto recelo, era permitirme sembrar más al fondo; entonces un buen día decidí espiar un poco por la mirilla.
Y mirando detenidamente me di cuenta que no era tan desagradable del todo, no como yo lo creía; que las raíces no te ataban ni te amarraban al suelo como tantas veces me dio miedo, no, que estar allí te formaba como persona, que ser parte de algo más grande que tú y donde además intervenían otros tantos, creaba confianza, armonía y también felicidad, que las amistades aquí sobrepasaban las alianzas que tras años yo tanto presumía y que eventualmente desaparecían. Que llegar a tu casa, a este nuevo lugar, no solo figuraba refugiarte del exterior, sino resguardar, llegar y reconocer todo a tu alrededor, tan familiar como quiseras crearlo.
Fue entonces cuando me decidí, tal vez por aburrimiento, tal vez por curiosidad, las opinines las tenía presente más de la mitad de mis días, pero persona con convicción ni temblores la flaquean.
Y fue así como después de tiempo y tras intentos fallidos de prueba y error, decidí donde quería vivir. Era un lugar tranquilo, con clima frío y no tan poblado (nunca me ha gustado estar tan rodeado de gente) muy sencillo pero lo bastante urbanizado para vivir tranquilamente y con fácil acceso a entretenimiento y vida social.
Entonces aquí estoy, a punto de comenzar esta nueva vida y tan desesperado como las anteriores de empezarla, si me costará trabajo, apuesto a que sí, finalmente ningún cambio es fácil y parte de lo maravilloso que también puede resultar parte de ahí.
No estoy seguro a ciencia cierta como terminará o si acaso algún día lo hará, lo único que sé es que nunca había estado tan decidido y temeroso como desde hacía bastante tiempo.
Eventualmente el ser humano no puede ser nómada por siempre, aunque quien sabe, tal vez este solo sea un paso más en el recorrido.