Hace tiempo viví en un departamento en el centro de la Ciudad de México, la locación era perfecta: cine, biblioteca, metro, trabajo, todo me quedaba a pocos pasos.
PERO…
Cosme no opinaba lo mismo, las vecinas se quejaban de sus ladridos por las mañanas, el espacio que tenía en el departamento no era suficiente para que él pudiera jugar, correr amarrado a una cuerda no era del todo fascinante y lo peor es que cada vez crecía más y más.
Busque muchas opciones de casas, cotizaba precios en otros estados y a la vez buscaba precio por el servicio de mudanza. Me programe muy bien para hacer este cambio, Cosme estaba aún más ansioso por conocer la nueva casa y poder explayarse.
Hasta que llego el día que compre la casa en Puebla, fue perfecta para Cosme, el jardín es muy grande y la terraza es increíble.
El cambio fue un respiro para ambos, el proceso de equipar fue un poco cansado, sin embargo tuve tiempo de asesorarme por internet sobre cada uno de los pasos por hacer para vivir la mejor experiencia al mudarme.
A los pocos días de mudarme mi hermana me regalo a su perrita para que Cosme tuviera una compañera en la nueva casa (ahora tenía una razón más para acelerar el cambio de casa). Así que durante toda la planeación para el cambio me di a la tarea de planificar el acomodo de los muebles en la nueva casa.
Al contratar el servicio de mudanza comente que llevaría la casa de madera de mi perro, para afinar detalles en el inventario del servicio, debo aceptar que estaba un poco preocupado por adaptarme a la nueva casa y al entorno, pero al final todo esfuerzo realizado valió la pena, la atención que recibí al contratar la mudanza fue del todo agradable, me sentí apoyado y respaldado por el equipo de la mudanza.
Al parecer no siempre es complicada la primera mudanza, para mí fue un respiro, un cambio para consentir a mi perro y disfrutar más de mi tiempo libre junto a él.
